viernes, octubre 06, 2006

Síndrome de la rana hervida

Que los humanos no le hagamos ni puñetero caso al calentamiento global, contaminación, etc. se define en una película llamada "An Inconvenient Truth" de Al Gore como el síndrome de la rana hervida -"boiled frog syndrome":

Si intentamos introducir una rana en agua caliente, da un salto y se escapa. Pero si la introducimos en agua a temperatura ambiente y procedemos a calentarla lentamente, permanece en el agua hasta morir hervida.

La cuestión estriba en lograr que la especie humana "salte" antes de sucumbir víctima inconscente de los "pequeños cambios"

"Hasta el suave aleteo de una mariposa puede desencadenar un huracán en el otro lado del mundo" (Teoría del caos)

Son los pequeños cambios los que preceden a los grandes.

Como me ha recomendado Fernando de Grow & Win, os invito a que reflexionéis acerca de si queréis participar en el cambio y qué podéis hacer para mover vuestras alas como una pequeña mariposa.

"Se creía que el cielo es tan inmenso y claro que nada podría cambiar su color, que nuestros ríos son tan grandes y sus aguas tan caudalosas que ninguna actividad humana podría cambiar su calidad, y que había tal abundancia de árboles y de bosques naturales que nunca terminaríamos con ellos. Después de todo, vuelven a crecer."
Victoria Chitepo, Ministra de Recursos Naturales y Turismo de Zimbawe en Nuestro Futuro Común CMMAD

Educar para la sostenibilidad


La fábula de Olivier Clerc dice así:

Imagínate una cacerola llena de agua fría en la cual nada tranquilamente una pequeña ranita. Un pequeño fuego se enciende bajo la cacerola, y el agua se calienta lentamente.

El agua despacio, despacio se va poniendo tibia, y la ranita encuentra esto más bien agradable, y continúa nadando. La temperatura del agua, sin embargo, sigue subiendo.

Ahora el agua está caliente, más de lo que la ranita pueda gozar, se siente un poco cansada pero no obstante no se asusta. 

Ahora el agua está verdaderamente caliente y la ranita comienza a encontrar esto desagradable. Está tan debilitada, que soporta el calor y no hace nada.

La temperatura continúa subiendo, hasta que la ranita termina simplemente cocinándose y muriendo. Si la misma ranita hubiera estado metida directamente en el agua a 50 grados, con un golpe de sus patas inmediatamente habría saltado fuera de la cacerola.

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