miércoles, diciembre 10, 2014

Las marcas deben competir por ofrecer un buen servicio, un buen producto, no para posicionarse como líder espiritual ni político

Las marcas no deben estar presentes en las calles ni en los eventos ni en la ropa ni en ningún lado. Si las empresas quieren libre mercado deben competir con la calidad, el precio de sus productos y otros valores añadidos que se les puedan ocurrir en forma de servicios. La publicidad juega con los sentimientos de las personas, con las emociones; coaccionan nuestro comportamiento y condicionan nuestro futuro.

¿Quiénes pueden permitirse las mejores campañas publicitarias? ¿Quiénes pueden pagar el reclamo de un diseño atractivo de los envoltorios y colores de sus productos? ¿Quiénes pueden aparecer en los medios de comunicación de masas explicando qué es lo último para regalar o vestir?


¿Debe una marca decidir nuestro comportamiento?
Era normal que un marido pegase a su mujer si su esposa no se desvivía por satisfacer sus caprichos

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o ¿qué es una familia ‘normal’?
¿cuando será una familia de dos madres o dos padres normal?
 ¿cuando será normal una polifamilia o una familia multiétnica?





o un comportamiento sexual 'normal'...


o ¿qué etnias son serviles? ¿quién debe desempeñar las tareas domésticas?


o ¿qué es glamoroso? ¿qué es bello?
Fumar se convirtió en un 'símbolo' de glamour e independencia



Los intereses privados no pueden juzgarnos y encasillarnos por nuestra forma de vestir para mantener estereotipos que perjudican a la totalidad de la sociedad. No pueden decidir qué investigaciones financian y qué investigaciones no financian. ¿Financiará una empresa los estudios sobre cáncer que detecte que los residuos que generan son una de las principales causas? ¿Financiará una marca los estudios que descubran el motivo por el cual las criaturas se quedan pasmadas delante del televisor con determinados programas? ¿Financiará una empresa estudiantes de filosofía para que existan más cabezas pensantes con espíritu crítico? ¿Financiará una empresa la diversidad de ideas que escapan de su ámbito de control y pueden diversificar la economía en lugar de concentrarla?

No se puede permitir que una marca decida qué eventos deportivos y qué deportistas deben ponerse en relieve. ¿Quién es una marca para decidir qué deportistas esponsorizar? ¿Qué tipo de deporte promueve esa marca? ¿Un deporte de élites? ¿Un deporte de personas ganadoras? ¿Un deporte competitivo? Desde que se fomenta la igualdad de oportunidades en el deporte, el deporte femenino español está a la alza. ¿Deben lucrarse las marcas por apoyar a un colectivo que pocas veces habían favorecido?

Es la sociedad quien debe decidir si necesita ser competitiva o por el contrario solidaria. ¿Necesitamos ser competitivos y alienarnos para concentrar el poder entre los más fuertes de forma caníbal, aunque al final de nuestras vidas nos dediquemos a trabajos humanitarios para salvar nuestras almas? o ¿necesitamos ser cooperativos y asociarnos para ponernos de acuerdo y redistribuir la riqueza? ¿Necesitamos acelerar la producción para consumir mucho más rápido los recursos, extenuar los recursos que necesitamos y rodearnos de residuos que nos matan? o ¿necesitamos desacelerar para vivir mejor y dialogar?

Las empresas no pueden entrometerse en las decisiones comunes. No pueden coartar para restringir nuestro futuro. Coartan la creatividad y la diversidad. ¿Cuántas formas de no hacer bombillas descubrió Edison antes de hacer bombillas? ¿Quién pagó sus estudios y sus juergas antes de hacerlo? ¿En cuántos trabajos de sus compañerxs se inspiró?¿Cuántas personas con menos poder adquisitivo quedaron atrás por falta de oportunidades?

Las marcas deben competir por ofrecer un buen servicio, un buen producto. Si tienen personas con algún escrúpulo, tienen el deber moral de no tratar de posicionarse como líder espiritual ni político. No pueden jugar a decidir y divulgar qué valores son buenos y qué valores son malos.


Este último anuncio, me pone especialmente la piel de gallina porque me sentí identificada con los valores que promueve y hasta que no me paré a analizar las posibles debilidades y peligros del anuncio,  no me di cuenta de que habían captado mi atención y que puedo ser víctima de cualquiera que pueda utilizar y normalizar mi pensamiento para sus propios intereses. Esa es la especialidad de publicistas.

En Grenoble ya no hay publicidad en las calles.

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